Cómo cerrar una historia que quedó a medias (aunque nunca hubo un final)
- Sebastián Sánchez

- 24 jun
- 1 Min. de lectura
Reflexión sobre cómo soltar vínculos inconclusos y cerrar historias que nunca terminaron del todo. Aceptar, soltar, y volver a ti.

Hay historias que no acaban.
No con una despedida.
No con una última conversación.
No con claridad.
Simplemente… se interrumpen.
Y lo que no se dice, lo sigues cargando tú.
Una escena que no se cerró.
Una palabra que no llegó.
Un vínculo que quedó flotando.
Y te quedas ahí.Intentando entender.
Esperando que algo (o alguien) le dé sentido a lo que quedó a medias.
Pero… ¿cómo se cierra algo que no tuvo final?
No con explicaciones.
No con justicia emocional.
Ni esperando que el otro vuelva a cerrar contigo lo que dejó abierto.
Se cierra, lentamente,
cuando eliges cuidar tu presente más que perseguir un pasado.
Cuando dejas de buscar sentido…y eliges paz.
Se cierra cuando, por fin,
dejas de quedarte despierto por alguien que ya se durmió.
Cuando dejas de rascar la herida.
Cuando, poco a poco, empiezas a escucharte a ti.
No porque hayas dejado de sentir.
Sino porque has empezado a sentirte.
Y quizás el cierre no es una escena.
Ni una conversación pendiente.
Tal vez sea solo esto:soltar el nudo sin desatarlo.
Y elegir seguir caminando.
Gracias por leer hasta aquí.
Me encantaría saber si este tema te ha tocado en algún punto.
¿Te ha pasado quedarte en una historia sin final?
Te leo si quieres compartirlo.
Un abrazo,
Sebastián




Comentarios